viernes, 5 de julio de 2013

trocitos reales - poema - LIN (te quiero amigo)

   Cuando miro atrás me duele la torpeza, amargado por la ausencia del maestro, aun me culpo por nacer aprendiz.
   Mi sangre es de oro liquido y alimenta los prados que mas tarde pastare o me comeré el sol mecido por el viento.
   Cuan doloroso es el camino incierto y que esfuerzo en alegrías se necesita para ver el valor de andarlo.
 
  De vez en cuando viene con la memoria, le reconozco con esfuerzo, a través del vapor que vela  la estación, construida a base de luz, no puedo abrazarlo pero me arranca una sonrisa en los ojos y hasta muevo la boca.
   La supervivencia me protege del dolor, y yo mismo, de vivir vació y temeroso. Mis nervios, de hierro dulce con la prímula, son de acero con la nieve. Estas manos cortan la leña que entibia mi corazón, mientras arda el deseo en el sol.
 
  Le saque de una tumba, donde aprendió a jugar con la soledad de los huesos roídos, pequeñitos y redondos, con sabor a cereales y carnes muertas. Desee instruirlo, ser su héroe, desee morir en el mismo instante que el o segundos después, ¿pero como darle lo que no tenia?. Cuando escuché el grito de la caza, partí sin mirar atrás, ni siquiera un instante en busca de mi propio reflejo.
 
  Apenas le vi entre el follaje un par de veces mas, mientras crecía mi sombra. A través de la voz de otro me saludó después de muerto.
   No puedo salir del bosque, aun no he terminado de desollar la guerra, si me anticipo a la playa, mi corazón rumiara los últimos compases con vergüenza.

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