jueves, 27 de junio de 2013

poema - EVOLUCION

     Huí tan deprisa que no necesite galgos para cazar el sustento,
     y mientras me alimentaba, las envidias me roían las piernas.
      Cuando desperté tenia mil brazos y un millón de dedos, y la vida que se
     arrastra y mira al cielo con ojos ciegos, alimentan anclados al suelo mis
     billones de pies arropados por "ella".



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